Pero realmente estas temperaturas resultan una bendición, especialmente
si hablamos de una de las cosas que más les gusta a la mayoría, el sexo.
Durante los meses de verano ha resultado bastante complicado cohabitar
con otra persona (a no ser que tuvieras aire acondicionado, claro). La
idea de abrazarse desnudo a otra persona sudorosa y caliente no
resultaba demasiado atractiva ni excitante sobre todo por lo sudorosos y
calientes que estábamos nosotros mismos.